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«Hoy en día, cada embarazo es una lucha": Restablecer la atención sanitaria vital en Gaza

Un grupo de trabajadores sanitarios y personal del UNFPA frente a un gran edificio destruido y junto a una tienda médica con el logotipo del UNFPA
Un centro de salud temporal en el campamento de refugiados de Jabalia, en Gaza, recibe apoyo del UNFPA mediante trabajadores sanitarios, equipamiento y medicamentos. © UNFPA / Yasmeen Sous
  • 10 de marzo de 2025

FRANJA DE GAZA, Territorio Palestino Ocupado – A dos semanas de cumplir su noveno mes de embarazo, Roozan Abu Jbarah esperaba poder dar a luz sin problemas. «He tenido dolores y he roto aguas», declaró al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva. «Lo que más me preocupa es la salud del bebé, porque carecemos de las cosas más básicas».

Esta joven de 23 años, que vive actualmente en Nuseirat, en la gobernación de Deir-al-Balah, ha soportado un duro embarazo bajo el asalto israelí a Gaza y la falta de suministros críticos permitidos en el territorio durante los últimos 16 meses. Con alrededor del 70% de las infraestructuras gravemente dañadas o destruidas, el sistema sanitario está en ruinas. Las opciones de transporte son muy limitadas y sus costos son inasequibles para la mayoría, lo que deja a las mujeres con poco o ningún acceso a la atención médica materna y reproductiva esencial.

«Los primeros cuatro meses fueron difíciles debido a las náuseas matutinas y no había nada disponible para aliviarlas», explicó la Sra. Jbarah. «No había tratamiento ni frutas, ni siquiera los medicamentos que suelen ayudar».

A pesar del frágil alto el fuego, se calcula que 155.000 mujeres embarazadas y nuevas madres en Gaza se enfrentan a condiciones terribles, luchando por sobrevivir en tiendas de campaña y refugios improvisados, expuestas a las inclemencias del tiempo y a fuertes vientos. Sin agua potable ni saneamiento, sus debilitados sistemas inmunitarios son aún más vulnerables a las enfermedades y la mala salud. Y aunque el reciente aumento de la ayuda ha aliviado algunas amenazas inmediatas para la salud, los desplazamientos, el costo de los alimentos y las dificultades económicas hacen que el hambre, la desnutrición y las enfermedades sigan siendo generalizadas.

«La única comida que había era duqqa (una mezcla de especias). Ni siquiera había leche; ni pasteurizada ni en polvo. Intenté sustituir lo que pude con suplementos, aunque eran difíciles de encontrar», añadió la Sra. Jbarah. «En el centro de salud sólo me dieron dos cajas de medicamentos [contra las náuseas], por lo que tuve que hacer que me duraran mucho tiempo».

La sanidad en el punto de mira

Una mujer con uniforme médico blanco inyecta una jeringa en la muñeca de una paciente
En Nuseirat, Roozan Abu Jbarah sufrió un embarazo difícil durante la guerra de Gaza, ya que en gran parte del territorio no se dispone de instalaciones y suministros sanitarios esenciales. © UNFPA/Yasmeen Sous

Desde el comienzo de la guerra en Gaza, el UNFPA ha suministrado antibióticos y medicamentos esenciales para el embarazo, el parto y el tratamiento de afecciones como las hemorragias posparto y otras complicaciones potencialmente mortales. Se han distribuido incubadoras, aparatos de ultrasonido, instrumentos quirúrgicos, jeringas y equipos para operaciones, incluidos partos, cesáreas y transfusiones de sangre, a centros y organizaciones asociadas en todo el territorio. 

Para garantizar que la atención obstétrica y neonatal de emergencia llegue incluso a las zonas de más difícil acceso, el UNFPA ha desplegado seis unidades móviles de maternidad dotadas de personal sanitario especializado. Además, cientos de parteras y equipos sanitarios apoyados por el UNFPA están trabajando en refugios temporales para atender a las necesidades de las personas desplazadas que necesitan atención sanitaria urgentemente. 

Hadeel Abed, de 23 años, también se encuentra actualmente en Nuseirat con su hija de cinco años. La Sra. Abed, que quería realizarse un examen médico en el Hospital Al Awda, describió los efectos que la guerra está teniendo en las mujeres que la rodean. «Dar a luz en estas condiciones no es factible», comentó. «Hoy en día, cada embarazo es una lucha contra las enfermedades, el cansancio y la desnutrición».

Además de la incertidumbre y la pérdida generalizadas, la carga psicológica ha agravado aún más la vulnerabilidad de la población, aumentando el riesgo de complicaciones potencialmente mortales en el embarazo y el parto. «Se producen muchos abortos espontáneos en el quinto mes», añadió la Sra. Abed.

El UNFPA presta apoyo en materia de salud mental para ayudar a las mujeres a superar el trauma de la guerra, garantizando que reciban la atención médica y psicológica que necesitan desesperadamente.

Se necesitan fondos para reconstruir la atención sanitaria vital

Una mujer con un pañuelo blanco sonríe a cámara]
Hadeel Abed, de 23 años, se somete a un examen médico en el Hospital Al Awda de Nuseirat, en el centro de Gaza, que cuenta con el apoyo del UNFPA. © UNFPA/Yasmeen Sous

Desde el alto el fuego, el UNFPA ha instalado tiendas médicas en hospitales y centros de salud dañados, ha desplegado a más de 70 parteras para garantizar la continuidad de la atención médica materna y reproductiva esencial y está ayudando a restaurar la Maternidad Al Khayr en la ciudad de Gaza, así como otros centros de atención primaria.

Hasta la fecha, esta ayuda ha proporcionado a 170.000 mujeres y niñas suministros, equipos y medicamentos, tratamiento médico y asesoramiento después de sufrir violencia sexual, así como refugio, mantas y productos sanitarios esenciales.

Sin embargo, unas 50.000 mujeres embarazadas y desplazadas siguen necesitando urgentemente ayuda para dar a luz en condiciones seguras; algo que ahora corre mayor peligro con el último bloqueo de ayuda humanitaria por parte de las fuerzas israelíes y unas perspectivas de financiación inciertas. Como explicó una mujer del campamento de refugiados de Jabalia: «La guerra se convierte en dos guerras cuando afecta a una mujer ya que sufre en todos los aspectos: la amargura de la guerra, la amargura de la pérdida y la amargura de satisfacer sus necesidades como mujer». 

El UNFPA solicita 99,2 millones de dólares para apoyar la rehabilitación de los hospitales y centros de salud dañados, desplegar equipos sanitarios móviles para llegar a las mujeres desplazadas y desatendidas y ampliar los espacios seguros y los refugios para mujeres y niñas. 

«Aunque la situación es espantosa, médicos, enfermeras, parteras e incluso el personal de limpieza trabajan incansablemente para proporcionar, al menos, cierta sensación de dignidad», declaró Laila Baker, Directora Regional del UNFPA para los Estados Árabes. «Esperamos que, a medida que se mantenga el alto el fuego, podamos empezar a reconstruir el sistema sanitario del que dependen».

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