Las intervenciones de autocuidado ofrecen un enorme potencial para mejorar la autonomía individual y reducir las desigualdades sanitarias al aumentar la disponibilidad de opciones de atención sanitaria accesibles, aceptables y asequibles que se suman a los servicios y la atención recibidos en un centro sanitario y los complementan. A medida que nos acercamos a la mitad del período de 15 años de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y analizamos los retos a los que se enfrenta el mundo, debemos adoptar soluciones potencialmente transformadoras. La OMS recomienda intervenciones de autocuidado para todos los países y entornos económicos, al igual que herramientas fundamentales para mejorar la atención primaria, alcanzar la cobertura sanitaria universal, promover la salud, mantener el mundo seguro y atender a la población vulnerable.
Los coautores de esta declaración apoyan una acción colectiva, coordinada y coherente entre los socios de las Naciones Unidas para promover, posibilitar y sostener el cambio de paradigma a la hora de garantizar una acción equitativa y basada en la evidencia sobre las intervenciones de autocuidado para la salud y los derechos sexuales y reproductivos.
Estas acciones incluyen esfuerzos para reorientar los sistemas sanitarios de modo que incluyan intervenciones de autocuidado como parte de la primera línea de actuación para avanzar en la atención primaria de salud. Todo esto teniendo en cuenta determinantes más amplios de la salud y el bienestar (incluidos factores sociales, económicos y ambientales), así como características y comportamientos individuales, a lo largo de la vida estos esfuerzos pretenden y reforzar la atención centrada en las personas para aumentar la capacidad de los individuos, las familias y las comunidades de optimizar su salud como defensores comprometidos de políticas que promuevan y protejan la salud y el bienestar, como codesarrolladores de servicios sanitarios y sociales, y como autocuidadores y cuidadores.
