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“Vine a ayudar a mis hermanas”: Chad enfrenta inundaciones sin precedentes y a una crisis de refugiados, y las parteras están salvando la brecha

Una mujer se inclina para llenar una botella de agua; filas de tiendas de campaña blancas se aprecian detrás de ella
Una mujer recoge agua potable en un campamento que alberga a más de 4.000 personas desplazadas tras la inundación del río Chari en Yamena, la capital del Chad, en octubre de 2024. Crédito: © UNFPA Chad / Karel Prinsloo
  • 17 Diciembre 2024

REGIÓN DE YAMENA/OUADDAI, Chad – “El agua lo arruinó todo: el arroz, el dinero... Todo ha quedado sumergido”. En octubre de 2024, Gloria Nadjitessem, de 31 años, perdió su hogar en Yamena, la capital de Chad, debido a las devastadoras inundaciones que sumergieron pueblos de todo el país.

Junto con sus cuatro hijos, la Sra. Nadjitessem se encuentra entre las más de 4.000 personas que ahora se refugian en el campamento de desplazados de Chari-Baguirmi, en el distrito de Toukra de Yamena. “Aquí vivo ahora”, dijo a UNFPA, la agencia de la @ONU_es para la salud sexual y reproductiva. “No hay otra manera, pero hemos logrado que funcione”.

Desde julio de 2024, algunas de las peores inundaciones que han azotado a Chad han acabado con vidas, hogares y medios de subsistencia y han afectado a casi 2 millones de personas. Más de 13.000 personas han sido desplazadas, la mayoría de ellas han buscado refugio en campamentos superpoblados e improvisados.

Una mujer sentada en una canoa contempla los edificios sumergidos
Gloria Nadjitessem perdió su hogar en Yamena, la capital de Chad, debido a las devastadoras inundaciones que sumergieron pueblos de todo el país. Crédito: © UNFPA Chad / Karel Prinsloo 

Se sabe que las crisis climáticas aumentan drásticamente los peligros para las mujeres y las niñas, especialmente las que se ven obligadas a abandonar sus hogares, a medida que disminuye el acceso a la atención médica, los alimentos y la vivienda. En estas condiciones, el parto puede ser peligroso, las madres desnutridas enfrentan dificultades para producir leche para sus recién nacidos, y aumentan los riesgos de violencia y explotación sexuales. 

“Las inundaciones han amenazado gravemente a estas mujeres”, aseguró Lucille Denembaye, de 38 años, partera de una clínica móvil de salud apoyada por el UNFPA que opera en el campamento de Chari-Baguirmi. “Conocí a una mujer cuyo esposo la infectó con el VIH (ella tiene cinco hijos, 27 años y su casa se ha derrumbado) la situación es realmente horrible para ella”.

Una partera vestida de rosado sonríe ampliamente cuando la mano de un bebé se agarra de su pulgar
Lucille Denembaye, partera apoyada por el UNFPA, carga a un recién nacido que ayudó a traer al mundo en un campamento para personas desplazadas en Yamena. Crédito: © UNFPA Chad / Karel Prinsloo 

El UNFPA ha desplegado 148 parteras humanitarias en todo Chad en 2024, equipadas con suministros para partos seguros y capacitadas para hacer frente a emergencias obstétricas y apoyar a las sobrevivientes de violencia de género.

“Ya llevo tres meses aquí”, explicó la partera Florence Denemadji, de 36 años. “El UNFPA nos capacita para situaciones de emergencia como estas antes de ir al terreno. Si hay escasez o necesidad, llamamos a nuestros supervisores y ellos envían todo inmediatamente”.

Una crisis desigual

El hambre y la malnutrición han aumentado con la crisis, especialmente en los campamentos de desplazados y refugiados, poniendo aún más en peligro vidas y embarazos. Chanceline Milamem, de 24 años, huyó de su casa en Yamena en avanzado estado de embarazo y dio a luz en el campamento a finales de octubre, con la asistencia de parteras del UNFPA.

“Si hay comida, yo recibo comida y la leche llega para el bebé”, dijo al UNFPA, “pero no hay comida, y el bebé ha perdido mucho peso, y yo pierdo peso todo el tiempo. Las parteras me han cuidado bien, son muy amables. Me cuidaron hasta que di a luz a tiempo, en sus brazos.”

 Una mujer sentada en una colorida tienda de campaña, sostiene a un bebé recién nacido y tiene dos niñas sentadas a su lado
Chanceline Milamem carga a su hijo de 6 semanas, que nació en un campamento para personas desplazadas después de las inundaciones en Yamena, la capital de Chad. Crédito: © UNFPA Chad / Karel Prinsloo 

Al igual que muchos otros países que enfrentan desastres climáticos recurrentes, Chad ya estaba lidiando con otra crisis humanitaria; desde que estalló la guerra en Sudán, en abril de 2023, Chad ha acogido a más de 700.000 refugiados, la mayor afluencia de su historia. Más de 200.000 personas también han regresado a Chad desde Sudán, cifras que hacen que las condiciones en los campamentos de desplazados sean aún más precarias.

La inmensa mayoría de los refugiados y repatriados son mujeres y niños, muchos marcados por los horrores que han presenciado. En la región de Ouaddai, en la frontera oriental de Chad con Sudán, la ciudad de Adré alberga un campamento de refugiados que ha aumentado su población de 40.000 a 230.000, lo que supone una gran carga de recursos ya escasos.

Sin embargo, en el hospital de distrito de Adré, Soliri Adete, de 32 años, una partera apoyada por el UNFPA, se ha comprometido a prestar atención a todas las mujeres necesitadas. “Todos los días vengo al hospital para ayudar a mis hermanas que están enfermas y sufriendo”, dijo al UNFPA. “Vengo a ayudarlas a recuperar su salud y también a ayudar a quienes son víctimas de violencia sexual”.

Una lucha por la supervivencia

A medida que aumentan los recién llegados a Adré, muchos son trasladados a Farchana, un campamento atestado y mal atendido creado para alojar a los refugiados que huían de Sudán hace 20 años. “El desafío más apremiante que enfrentan las mujeres aquí son los partos”, adelantó Souat Oumar, de 39 años, líder de la comunidad de mujeres en Farchana.

“No hay hospital en el campamento y no tenemos ambulancia. Así que luchamos para apoyar a estas mujeres embarazadas a dar a luz”.

Una partera vestida de rosado sentada en el suelo en una tienda de campaña sostiene una bandeja tejida con una variedad de métodos anticonceptivos para otras tres mujeres que están sentadas
Maria Akouya, una partera apoyada por el UNFPA, informa a las refugiadas sudanesas sobre los diferentes tipos de métodos anticonceptivos disponibles en un centro de salud de Farchana. Crédito: © UNFPA Chad / Karel Prinsloo 

Para quienes sufren complicaciones, el parto puede convertirse rápidamente en una amenaza para la vida. “A veces vienen a mi casa, y si tengo algo de dinero pido un rickshaw para llevarlas a un hospital. Otras veces una mujer puede estar sangrando seriamente o tener un aborto espontáneo u otros problemas críticos… Por eso, algunas mueren”.

El UNFPA presta apoyo a un nuevo centro de salud en la ciudad de Farchana, así como a otro cerca del campamento y a un centro de atención integral en el hospital de distrito de Adré, que presta servicios esenciales tanto a las mujeres y niñas chadianas como sudanesas. Los centros ofrecen parto asistido, atención prenatal y posnatal, planificación familiar, asesoramiento, tratamiento clínico de la violación y un espacio seguro para las sobrevivientes de violencia de género.

En general, en Chad el UNFPA presta apoyo a 27 espacios seguros para mujeres y niñas y prestó servicios de salud sexual y reproductiva a más de 35.000 personas en 2024. No obstante, su llamamiento humanitario para Chad solo fue financiado en un 40 por ciento este año, lo que significa que las mujeres no contaron con suministros para un parto seguro, en tanto que el apoyo a las sobrevivientes de violencia sexual fue limitado. En 2025, el UNFPA necesita 27,8 millones de dólares para atender las necesidades más críticas de las mujeres y las niñas en Chad y garantizar esos servicios vitales.

Vista aérea de muchas tiendas de campaña y casas improvisadas, rodeadas por terreno desértico
Vista aérea del campamento de refugiados de Adré, que ha visto una afluencia continua de refugiados y repatriados chadianos desde que estalló el conflicto en Sudán. © UNFPA Chad / Karel Prinsloo 

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