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Una crisis global de descuido que afecta a las mujeres: casi 300.000 madres murieron en 2020 por causas prevenibles
- 23 Febrero 2023
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NACIONES UNIDAS, Nueva York – En teoría debería ser posible poner fin a la mortalidad materna. Casi todas las muertes maternas son prevenibles, y tanto la experiencia clínica como la tecnología necesarias para evitar estas pérdidas han existido durante décadas.
¿Por qué, entonces, mueren casi 800 mujeres cada día por causas maternas? ¿De qué modo, hoy en día, puede una mujer morir cada dos minutos a causa del embarazo o el parto?
Es una pregunta que se ha vuelto más urgente con la publicación de un nuevo informe de las Naciones Unidas, “Tendencias en la mortalidad materna”, que revela que el progreso para poner fin a las muertes maternas prevenibles no solo se ha ralentizado en los últimos cinco años, sino que se ha estancado.
Entre 2000 y 2015, la mortalidad materna mundial se redujo en un tercio, estimulada en parte por la disminución de las tasas de fertilidad, el aumento del uso y la disponibilidad de anticonceptivos, así como la continua marcha de los avances en materia de atención de la salud.
No obstante, desde 2016 la tasa apenas ha disminuido en absoluto. Si bien la reducción promedio fue de alrededor del 3 por ciento durante los años 2000 a 2015, se redujo a casi cero entre los años 2016 y 2020.
“Tenemos las herramientas, el conocimiento y los recursos para poner fin a las muertes maternas prevenibles”, aseguró la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem. “Es inaceptable que tantas mujeres sigan muriendo innecesariamente durante el embarazo y el parto”.
Ralentización del impulso
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas fijan una meta global para reducir la mortalidad materna a menos de 70 muertes por cada 100.000 nacimientos para 2030, una meta que acordaron los gobiernos de todo el mundo.
Sin embargo, las crisis humanitarias y los conflictos han contrarrestado los esfuerzos de los países encaminados a reducir las muertes maternas, desafíos estos que el cambio climático ha exacerbado. De seguir la trayectoria actual, el mundo no alcanzará su objetivo de reducir la mortalidad materna, y dejará a más de un millón de madres en riesgo de muerte prevenible para 2030, pero todavía estamos a tiempo de luchar por la supervivencia de estas mujeres. Para acelerar el progreso, los expertos recomiendan a los países trabajar para fortalecer sus sistemas de salud, proporcionar cobertura sanitaria universal y hacer frente a los obstáculos que impiden que las comunidades marginadas accedan a una atención de calidad.
Un paso crítico en la reducción de la mortalidad materna es la prevención de embarazos no planificados, que constituyen casi la mitad de todos los embarazos. Esto, a su vez, requiere aumentar el acceso a anticonceptivos, mejorar la educación sexual integral y proteger el derecho de las mujeres a decidir si tienen hijos, cuándo y con quién, en tanto que el aborto inseguro constituye una de las principales causas de mortalidad materna.
Las parteras en particular son cruciales para salvar las vidas de las madres y los bebés, adelantó Sarah Bar-Zeev, especialista en parteras que trabaja con el UNFPA. “Necesitamos un mayor apoyo para que las parteras emprendan una educación y capacitación de alta calidad, necesitamos parteras en roles de liderazgo que asuman un papel crítico en la toma de decisiones. Las parteras deben recibir apoyo para trabajar dentro de su ámbito de práctica y para desenvolverse de manera eficaz dentro de sistemas de salud que funcionen bien y en el seno de equipos de colaboración”.
“Necesitamos sistemas de salud sólidos y funcionales para ayudar a las parteras a proporcionar la mejor atención posible a las madres y los bebés”, agregó.
Hacer más de lo que funciona
A pesar de la noticia de que el progreso en materia de mortalidad materna se ha estancado a nivel mundial, no todos los países están atrapados en una rutina. Nepal, por ejemplo, redujo las muertes maternas en casi un tercio entre 2015 y 2020, después de reducir la tasa del país a la mitad entre 2000 y 2015.
El éxito inicial de Nepal en la reducción de la mortalidad materna se produjo después de que el gobierno duplicara el gasto en salud y pusiera en marcha políticas que permitieran que la atención de maternidad fuera gratuita, que legalizaran el aborto y que ofrecieran incentivos económicos a las mujeres que dieran a luz en centros de atención médica y que completaran las visitas de atención prenatal.
Aunque cada vez más mujeres en Nepal han dado a luz con la ayuda de un proveedor o proveedora calificada, el Consejo de Investigación de la Salud de Nepal (NHRC) informó en 2016 que el país estaba en “necesidad desesperada” de profesionales de la salud capacitados, como son las parteras. La que una vez fue una especialidad practicada por enfermeras se ha convertido recientemente en una profesión independiente en Nepal; la primera generación de parteras del país se graduó en 2020 en cursos de capacitación apoyados por el UNFPA.
Sakila Chaulagian fue una de las primeras en recibir una licenciatura en partería, la primera de su tipo en Nepal. “La situación allí era bastante angustiante”, dijo al UNFPA en 2020. “Las embarazadas a menudo tienen que caminar horas para llegar al centro de salud más cercano; peor aún, algunas mueren en el camino por falta de tratamiento y atención oportuna”.
La Sra. Chaulagian, que inicialmente había sido entrenada como enfermera, decidió convertirse en partera después de trabajar como proveedora de atención médica en el remoto distrito de Baitadi, en el Himalaya. “Después de oír esas historias, pensé que debía hacer todo lo posible por salvar las vidas de madres y bebés”.
Del mismo modo, Sri Lanka ha reducido a la mitad las muertes maternas al menos cada 12 años desde 1935. Esto se debe en gran medida a un sistema de salud sólido que proporciona servicios gratuitos a toda la población y al hecho de que las parteras cualificadas atienden ahora el 97 por ciento de los nacimientos, en comparación con el 30 por ciento en 1940.
Como bien dijo la Dra. Kanem, “podemos y debemos hacer un mejor trabajo invirtiendo urgentemente en la planificación familiar y cubriendo la escasez mundial de 900.000 parteras, para que cada mujer reciba la atención que necesita para salvar la vida. Lo que necesitamos ahora es voluntad política”.