La sequía en Somalia fuerza el desplazamiento, lo que plantea problemas particulares para las mujeres y las niñas

ESTADO SUDOCCIDENTAL, Somalia – Las semanas se convirtieron en meses, y de todas maneras las lluvias nunca llegaron. A medida que la sequía en Somalia arrasa las tierras, las posibilidades de supervivencia de las familias se van desvaneciendo hasta desaparecer, como los cultivos y el ganado, obligándolas a buscar socorro en otros lugares.  

En febrero, Hodan Khalif*, de 14 años, se trasladó a un campamento de desplazados internos a 15 km de su casa junto a su madre, dos hermanas mayores y un hermano menor. Después de que colapsaran los cultivos de la familia, su padre se marchó con su rebaño para buscar tierras de pastoreo más alejadas. Hodan Khalif es una de las afortunadas que asisten a la escuela en el campamento; algunas niñas y niños deben dejar de educarse para ayudar en la administración de sus respectivos hogares. Cuando no está en clases, busca leña y agua, camina 3 km para recoger 10 litros de agua que transporta en un cubo. 

Las condiciones de sequía se van extendiendo por todo el país, en un contexto de altos niveles de desplazamiento forzoso. Según un informe de la OCAH, más de 1,3 millones de somalíes fueron desplazados en 2020, y 112.000 han sido desplazados en los tres primeros meses de 2021, alrededor del 34 por ciento debido a las condiciones de sequía. Los científicos han vinculado la frecuencia y gravedad de los desastres naturales con el cambio climático.

Las mujeres y las niñas llevan la peor parte

Anders Thomsen, Representante del UNFPA en Somalia, se quejó de que las condiciones de sequía están obstaculizando los servicios, especialmente a las mujeres y niñas vulnerables. “Muchas niñas y mujeres son ya pobres y desposeídas”, afirmó. “No pueden acceder a los servicios esenciales de atención sanitaria”. 

El UNFPA ha distribuido 3.620 kits de higiene femenina con artículos básicos de higiene, entre ellos jabón y detergente, un cepillo de dientes y pasta dental, ropa interior y toallas sanitarias, en Somalilandia y en Puntlandia. Hodan Khalif aseguró que el kit reduce el estrés y la ansiedad: “Los artículos (del kit) me ofrecen libertad y tiempo”. Aun así, “extraño a mi padre. El [campamento] es útil, pero no me da una sensación de hogar”.

Durante la distribución de los kits, las mujeres y las adolescentes reciben información sobre cómo protegerse de la violencia de género. El UNFPA también ha desplegado ocho equipos móviles para prestar servicios de violencia, protección y salud reproductiva con perspectiva de género, y está tratando a las sobrevivientes de violaciones en los campamentos de desplazados internos y en las comunidades de acogida.

A la espera de días mejores

A falta de asistencia humanitaria, un informe del Sistema de Análisis de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición publicado por las Naciones Unidas en febrero indica que se prevé que hasta 2,7 millones de personas en Somalia enfrenten trastornos alimentarios o recursos agotados, incluidos cultivos y ganado, hasta mediados de 2021. Entre los factores que impulsan la aguda inseguridad alimentaria se cuentan los efectos agravantes de las precipitaciones deficientes e irregulares, las inundaciones, la infestación de langostas del desierto, los impactos socioeconómicos de la COVID-19 y los conflictos. 

Dado que son la mayoría de las personas empobrecidas de Somalia, las mujeres (especialmente las jefas de familia y las que viven con discapacidad) soportan la peor parte de una situación que ha quedado completamente fuera de su control. Así que esperan con ansias que se inicien las lluvias y traigan consigo un alivio necesario. 

* Se ha cambiado el nombre por motivos de privacidad y protección