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La menstruación no es solo un asunto de mujeres – es un tema de derechos humanos
- 28 de mayo de 2019
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JUBA/COX’S BAZAR/NACIONES UNIDAS: "Mis períodos son una pesadilla", admitió Nyanjuma Galoth, de 20 años, al UNFPA en un campamento de protección en Sudán del Sur. "Son muy dolorosos, y no puedo conseguir productos sanitarios".
Es una considerable fuente de estrés, añadió. "En mis días de suerte consigo unas cuantas toallas sanitarias de mis amigas; otros días termino usando trapos para absorber el flujo de sangre".
Es como "una enfermedad terrible", manifestó.
Ella no es la única. Demasiadas mujeres (las que viven en situaciones de crisis, las mujeres pobres o vulnerables, incluso aquellas que viven en zonas ricas del mundo), enfrentan obstáculos para acceder a información básica y suministros de salud menstrual.
La menstruación es un proceso natural; aproximadamente la mitad de la población humana la tiene o la tendrá, pero con demasiada frecuencia el hecho biológico de la menstruación es tratado como un secreto o una vergüenza, lo cual conduce a exclusión, abandono y discriminación.
El 28 de mayo, Día de la Higiene Menstrual, el UNFPA está presentando las respuestas a las preguntas más frecuentes acerca de la menstruación. Todas las personas deben conocer los conceptos básicos relacionados a la menstruación, pues esto ayuda a desmitificar el proceso, elimina el estigma y promueve los derechos humanos.
Cuando las niñas comienzan a menstruar, sus oportunidades pueden verse radicalmente disminuidas. La menstruación puede marcar el inicio de sus restricciones de movilidad y comportamiento.
"Mi tía me dijo que debía mantenerme alejada de los chicos", dijo al UNFPA una niña de 16 años, en Zambia.
"Quería estudiar pero los chicos comenzaron a molestarme", afirmó una niña de 13 años en Madagascar.
En algunos lugares, la menstruación se entiende como una señal de que las niñas están listas para el matrimonio o la actividad sexual, lo que las hace vulnerables al matrimonio infantil y la violencia sexual.
"Mi padre me dijo que me iban a casar", refirió al UNFPA una niña keniana de 13 años al describir el comienzo de la pubertad. Cuando le llegó el período, relató, "me sentí avergonzada de ser niña, y parecía un castigo".
En algunos lugares, las mujeres y niñas que menstrúan tienen prohibido cocinar alimentos, visitar espacios religiosos o pasar la noche en casa. El aislamiento y la expulsión del hogar pueden ser peligrosos, y se han vinculado con varias muertes.
"No tuve más remedio que irme al cobertizo", aseguró una joven de 18 años en Nepal hablando cerca de la choza en que ella y otras mujeres permanecen durante sus períodos.
Las oportunidades de mujeres y niñas también se limitan cuando carecen de información acerca de la salud menstrual, los servicios para tratar los trastornos menstruales, o los suministros para mantenerla higiene menstrual.
Una niña senegalesa de 17 años explicó que los cólicos son debilitantes. "Empecé a sentir un dolor tan fuerte que me impedía ir a la escuela", afirmó.
"Solía faltar a la escuela una semana cada mes", sostuvo otra niña de 17 años, en Uganda.
Estas cuestiones no se limitan a los países en desarrollo. En muchos, si no en la mayoría, de los países existen mitos o tabúes sobre la menstruación y una percepción generalizada de que la menstruación es sucia o vergonzosa.
El silencio desempeña un papel importante en la perpetuación de estas creencias, pero las cosas están cambiando.
Cada vez más personas hablan sobre cuestiones relacionadas a la menstruación, incluso sobre la "pobreza del período" y la vergüenza del período. (?) what does this last line refer to?
Poco a poco, los responsables de políticas van empezando a prestar atención. Las instalaciones y suministros para el manejo de la menstruación se consideran crecientemente como necesidades en las escuelas y lugares de trabajo, e incluso en las respuestas humanitarias.
Y las y los jóvenes están marcando el camino.
A modo de ejemplo, a través del Programa Mundial del UNFPA y UNICEF para acelerar las medidas para poner fin al matrimonio infantil, las niñas están aprendiendo acerca de la salud sexual y reproductiva, incluyendo la menstruación, y que tenerla no implica en lo absoluto estar lista para el matrimonio o el sexo. Se las empodera para hablar sobre sus necesidades de salud, sobre la dignidad y los derechos humanos.
Otros programas cuentan con debates encabezados por jóvenes acerca de estos temas. En algunos clubes, las niñas están aprendiendo a hacer sus propias toallas sanitarias reutilizables.
En un programa apoyado por el UNFPA en Cox's Bazar, las niñas refugiadas se mostraron ansiosas de aprender acerca del manejo de la menstruación. "Una de mis amigas mayores pensó que se moría cuando le llegó la menstruación", cuenta Fátima, un adolescente en la sesión de formación, "pero ahora sabemos lo que está sucediendo, y ya no nos causa temor".
Para Paula, angolana de 15 años, aprender sobre el período fue causa de alegría.
"Me emocionó tener mi primer período", afirmó. "La menstruación me hizo sentir mujer. Me gusta".