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La Autonomía corporal y 7 mitos que debilitan los derechos y libertades individuales
- 14 de abril de 2021
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NACIONES UNIDAS, Nueva York – Según datos de 57 países, casi la mitad de las mujeres se ven privadas de su autonomía corporal, reveló hoy el informe sobre el Estado de la Población Mundial de 2021, el principal informe de UNFPA. Este año lleva por título Mi cuerpo me pertenece: reclamar el derecho a la autonomía y la autodeterminación y representa la primera vez que un informe de las Naciones Unidas se centra en el poder y la participación de las personas en la toma de decisiones sobre sus cuerpos libres de miedo, violencia o coacción.
En el informe se hace un balance de los datos que se comunican a la Organización de las Naciones Unidas sobre el poder de decisión de las mujeres y sobre las leyes que apoyan los derechos en materia de salud sexual y reproductiva.
Desafortunadamente, el informe revela que solamente el 55 % de las mujeres tiene autonomía corporal, es decir que cuentan con la libertad para tomar sus propias decisiones sobre cuestiones relacionadas con la atención de la salud, los anticonceptivos y si tener o no relaciones sexuales.
El informe también destaca las barreras jurídicas, económicas y sociales para garantizar la autonomía corporal para todas y todos. Veinte países o territorios, por ejemplo, tienen leyes del tipo denominado “casarse con su violador”, que permiten a los perpetradores escapar del castigo si se casan con sus víctimas, codificando de ese modo la negación de autonomía que enfrentan las sobrevivientes de violación.
Otras barreras más persistentes a la autonomía corporal involucran estereotipos, supuestos y conceptos erróneos sobre la autonomía corporal y los derechos de las mujeres y las niñas. “Las pocas personas que han oído hablar de autonomía corporal la asocian con ideas negativas”, planteó Romeo Alejandro Méndez Zúñiga, joven educador de Guatemala que fue entrevistado en el informe, “porque afecta al sistema patriarcal chauvinista masculino”.
A continuación se presentan siete mitos comunes sobre la autonomía corporal y por qué debemos abandonar estos conceptos erróneos de una vez por todas.
Mito 1: La autonomía corporal es un concepto occidental
La autonomía corporal se refiere al derecho a tomar decisiones sobre la vida, el cuerpo y el futuro propios. Se trata del empoderamiento para tomar decisiones informadas. Esos son valores universales.
En una variedad de acuerdos internacionales, los gobiernos de todo el mundo se han comprometido a proteger la autonomía. El respeto de la autonomía es un principio fundamental de la ética médica internacional, y no debemos pasar por alto los notables esfuerzos para asegurar la autonomía corporal que realizan las y los defensores de todo el mundo.
Mito 2: No existe el derecho a la autonomía corporal
La autonomía corporal no sólo es un derecho humano, sino que es el fundamento sobre el que se construyen otros derechos humanos.
Es parte, implícita o explícitamente, de muchos acuerdos internacionales de derechos, como el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Mito 3: La autonomía corporal representa un individualismo radical que socava la toma de decisiones en grupo
La toma de decisiones colectiva es común en todas las culturas, sociedades y gobiernos, pero las decisiones de grupo no pueden limitar los derechos individuales de las personas. Ocurre así con todos los derechos, y la autonomía corporal no es una excepción.
De hecho, la realización de la autonomía corporal propia exige una acción colectiva. Las comunidades y las y los defensores deben unirse para desmantelar las normas, leyes y prácticas que violentan la autonomía de las personas.
Mito 4: La autonomía corporal de una persona podría acabar socavando la autonomía de otras
Tener autonomía corporal no significa que ninguna persona pueda socavar la salud, los derechos o la autonomía de las demás. Las personas tienen derecho a elegir si tienen relaciones sexuales o se convierten en madres, por ejemplo, pero no tienen derecho a imponer estas opciones a otras personas.
Nadie tiene derecho a violentar los derechos, la autonomía o la integridad física de otra persona.
Mito 5: Algunos grupos de personas no tienen derecho a la autonomía corporal
Los derechos son para todas y todos, punto. Eso incluye la autonomía corporal.
A lo largo de la historia hemos visto como a muchas personas (incluidas las mujeres, las minorías étnicas y otras poblaciones vulnerables) se les niegan sus derechos humanos fundamentales. Se les ha dicho, de una variedad de formas, que carecían de la capacidad o el privilegio de tomar decisiones por sí mismas. Estos abusos persisten hoy en día.
A modo de ejemplo, a las personas con discapacidad se les niega con frecuencia el derecho a recibir información y servicios de salud sexual y reproductiva. Con demasiada frecuencia se les niega la protección contra la violencia: las niñas y los niños con discapacidades tienen casi tres veces más probabilidades de ser sometidas a violencia sexual, y entre ese grupo las niñas corren el mayor riesgo. A algunas incluso se las somete a esterilización forzada.
Las personas privadas de libertad pueden ser objeto de violación o bien puede que se les niegue la atención médica.
También a menudo se considera que los jóvenes son incapaces de tomar decisiones sobre la salud sexual y reproductiva. A veces esto significa que los padres toman decisiones que alteran sus vidas, como cuando los casan antes de alcanzar la edad adulta. Esto tiene que cesar.
Los tutores tienen una obligación clara de tomar decisiones responsables en el mejor interés de sus hijos. Además, los acuerdos internacionales respetan los derechos de las juventudes a participar en asuntos importantes que les afecten.
La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño reconoce la creciente capacidad de los niños que se acercan a la edad adulta, y pide que se les apoye con información, orientación y atención sanitaria que les capacite y permita participar de manera significativa en las decisiones sobre sus propios cuerpos y futuros.
Mito 6: La autonomía corporal socava las tradiciones y las religiones
La autonomía corporal no se trata simplemente de opciones sexuales y reproducción. involucra todo el ser de una persona, sus sueños y su potencial en la vida. La mayoría de las tradiciones y religiones crean espacio para que las personas exploren su propia conciencia en asuntos tan profundamente personales cómo proteger su salud, iniciar o no una familia y cómo planificar su futuro. Estas opciones pueden ser (y a menudo son) guiadas por líderes religiosos y enseñanzas culturales.
Mito 7: La autonomía corporal es sólo otro asunto de mujeres
Cualquier preocupación que afecte el bienestar de la mitad de la humanidad no puede ser categorizada como solo un “asunto de mujeres”, porque la autonomía corporal no concierne únicamente a las mujeres. Cada persona debe estar facultada para reclamar su autonomía corporal. Esto incluye a hombres, mujeres, niños y niñas, personas de diversas orientaciones sexuales y distintas expresiones de género. Incluye a personas de todas las razas, etnias, creencias, nacionalidades y condiciones de discapacidad.
El informe muestra que los hombres también pueden ser sometidos a violaciones de la autonomía corporal, como por ejemplo a través de exámenes anales invasivos no consensuados. Las personas de todos los géneros pueden experimentar coacción reproductiva (comportamientos que interfieran con las opciones reproductivas de otras personas) e incluso violación sexual.
Como sucede con la meta de la igualdad de género, la realización de la autonomía corporal fortalecerá el bienestar de todas las personas, hombres y niños incluidos.