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En la frontera entre Brasil y Venezuela espacios seguros ofrecen esperanza e información
- 14 de septiembre de 2022
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RORAIMA, Brasil – «Nos han dicho que nuestra habitación transmite paz, la habitación y lo que se ofrece en ella», dice Harlen Lamar, que dirige un espacio seguro del UNFPA para mujeres y niñas en Pacaraima, una ciudad en el norte de Brasil justo en la frontera con Venezuela.
Durante los últimos cinco años, más de 760.000 personas refugiadas y migrantes que huyen de la inestabilidad económica y política en Venezuela han entrado en Brasil; de ellas, más de 350.000 permanecen en el país. Los centros de triaje como el de Pacaraima ayudan a los recién llegados a abrirse camino en los procesos migratorios y de petición de asilo; además, atienden necesidades urgentes como protección, refugio, alimentos y servicios de asesoramiento.
En mitad del ruido, aglomeraciones y filas, hay una puerta marcada con las palabras «Espacio Seguro». Es el espacio seguro del UNFPA, un lugar al que las supervivientes de violencia de género pueden acudir en busca de asesoramiento, cuidados y derivaciones a las redes locales de servicios públicos, así como a recursos de salud sexual y reproductiva.
«Las personas que vienen aquí acaban de llegar a Brasil. No comprenden el portugués, no se han alimentado correctamente en un tiempo, han viajado a dedo: están nerviosas y angustiadas», explica la Sra. Lamar.
Al final de un viaje transfronterizo que suele ser arduo y largo, los recién llegados, en especial mujeres y niñas, son bienvenidos al espacio seguro para tener un momento de respiro.
Sufrir violencia para llegar a Brasil
A pesar de que no se dispone de información completa, investigaciones e informes de prensa indican que las mujeres venezolanas enfrentan amenazas de violencia de género en su búsqueda hacia una vida mejor al otro lado de la frontera.
Para abordar estas violaciones de derechos, el UNFPA mantiene tres espacios seguros en las ciudades del norte de Brasil de Pacaraima, Boa Vista y Manaos, donde el personal trabaja en la identificación de casos de violencia de género, ofrece apoyo en el manejo de casos y deriva a las supervivientes a los correspondientes servicios públicos. Los equipos también trabajan con las supervivientes para desarrollar planes de seguridad y supervisar los casos hasta su resolución.
«La respuesta humanitaria del UNFPA en el norte de Brasil es importante para garantizar los derechos de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela, en especial de las mujeres y niñas», asegura Igo Martini, que dirige la oficina del UNFPA en Roraima.
Además de brindar asesoramiento sobre salud sexual y reproductiva y apoyo contra la violencia de género, el espacio aloja a madres lactantes y facilita preservativos gratuitos y videos y juegos educativos. Todas las personas son bienvenidas y la puerta está siempre abierta.
«Se han beneficiado miles de personas vulnerables», afirma el Sr. Martini.
Un espacio seguro donde sincerarse
Los desplazamientos suelen venir acompañados de dolor, frustración y trauma. Muchos en el centro de triaje también lidian con el estigma asociado a la violencia de género o con afecciones médicas como vivir con el VIH.
Para ayudar a aquellos que buscan ayuda, el espacio seguro se cuida de ofrecer sus servicios con discreción y respeto, sin juzgar.
Para algunos, esto supone una gran diferencia. «En una cita, una mujer mencionó su diagnóstico de VIH», recuerda la Sra. Lamar. «Colocó las manos sobre la mesa y dijo: "Usted es la primera persona hasta ahora que se ha fijado en mí, así que me siento segura para sincerarme", creo que esto es lo que nos diferencia».
Mientras que los venezolanos sigan enfrentando amenazas a su seguridad, desde la escasez de lo imprescindible como alimentos o medicamentos hasta la crisis política y socioeconómica, el UNFPA continuará con su labor esencial de brindar a los recién llegados a Brasil un espacio seguro para descansar y recuperarse.