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El UNFPA sigue prestando servicios vitales en todo el norte de Etiopía, devastado por la guerra
- 10 Diciembre 2021
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Tigray, ETIOPÍA – “Salvaron mi vida y la de mi hija. Me quedé bajo su cuidado toda la noche y di a luz a mi bebé en condiciones de seguridad”, añadió Selam, que fue la primera mujer en dar a luz en el campamento de Sabacare 4 para personas desplazadas internamente por el conflicto en curso en el norte de Etiopía.
Después de meses de vivir en un salón de clases junto con otros 38 hogares, Selam fue reubicada voluntariamente a Sabacare 4 con su esposo y su niño pequeño. El campamento ha sido establecido en las afueras de Mekelle, la capital de la región de Tigray y epicentro del conflicto.
"Entré en trabajo de parto en medio de la noche. Estaba asustada. Vinimos a la Casa de Espera de Maternidad de Maedot y trataron de remitirme a un hospital, pero no había ambulancia ni ningún otro vehículo disponible. Tenía tanto miedo de perder a mi criatura”, admitió Selam.
El parto puede poner en peligro la vida, en particular la de las mujeres jóvenes que enfrentan el desplazamiento, la malnutrición y acceso casi nulo a servicios de salud sexual o reproductiva. Para complicar su difícil situación, los alimentos y el agua son peligrosamente escasos en el campamento, lo que significa que las madres y los recién nacidos corren un riesgo cada vez mayor de padecer enfermedades y malnutrición.
En medio de estos desafíos, el UNFPA se asoció con la ONG local Maedot para establecer la primera de dos Casas de Espera de Maternidad en Mekelle, que proporcionan atención a las embarazadas e incluso alojamiento en fecha cercana a su parto o si enfrentan complicaciones. Estos servicios eran marcadamente necesarios en Sabacare 4. “Los equipos de salud reproductiva y el equipo médico del UNFPA, incluido un panel solar para electricidad, han sido muy útiles para prestar atención de emergencia día y noche”, señaló Rahwa Gedamu, enfermera de la clínica del campamento.
La realidad es cruda para embarazadas como Selam en Tigray, donde un año de guerra brutal ha dejado a unos 5,2 millones de personas en necesidad de ayuda humanitaria y se estima que 3,8 millones necesitan acceso a la atención sanitaria. Hasta 3 millones de personas han sido desplazadas en el norte de Etiopía, de las cuales más de 2 millones se encuentran en Tigray.
La OCAH informa de que desde mediados de octubre no se ha permitido la entrada de asistencia humanitaria en la región, incluidos equipo médico y medicamentos. Muchos asociados en materia de salud han reducido o incluso suspendido las unidades móviles de salud a medida que se quedan sin combustible, dinero y suministros.
Al combinarse con instalaciones de salud destruidas y saqueadas, esto pone en riesgo la vida de casi 118.000 embarazadas y sus futuros hijos en Tigray. Se esperan unos 13.000 nacimientos cada mes, más de la mitad de los cuales probablemente se presentarán con complicaciones, con consecuencias potencialmente mortales si el acceso a la atención obstétrica de emergencia no está disponible en a la brevedad.
A medida que el conflicto se prolonga un segundo año, los servicios de partería son cruciales en una situación en que la OCAH estima que ya no está disponible el 80 % de los medicamentos, y que más de la mitad de los servicios de salud no funcionan. Las cifras más recientes muestran que más del 60 % de las embarazadas y madres lactantes sufren malnutrición, lo que da lugar en muchas personas a problemas para amamantar. “Recibimos entre 10 y 15 casos de desnutrición al día, de los cuales al menos dos son críticos. La situación es grave”, manifestó la Dra. Fiseha Gebreegziabher en Maedot.
El personal trabaja las 24 horas, añadió la Sra. Gedamu. “Yo solía trabajar en un hospital de Mai Kadra antes de huir a Mekelle. Desde entonces, he estado trabajando como voluntaria día y noche durante casi un año para salvar las vidas de las mujeres”.
“Las mujeres que encontré estaban desesperadamente centradas en la supervivencia diaria, repitiendo su necesidad de contar con el apoyo más básico: alimentos y medicinas”, explicó el Secretario General Adjunto para Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, Martin Griffiths, después de escuchar a las mujeres, incluidas las sobrevivientes de violencia de género, que recibían apoyo del UNFPA. “El mundo debe ayudarlas a imaginar un futuro más brillante para ellas y para sus hijos”.
Desde el estallido del conflicto en noviembre de 2020, el UNFPA ha proporcionado más de 900 botiquines de salud sexual y reproductiva en toda la parte norte de Etiopía, incluidos casi 600 en Tigray solamente. Esto además de suministros médicos para 34 centros que llegaron a más de 200.000 personas, y a las y los trabajadores sanitarios desplegados para garantizar los servicios de salud materna, sexual y reproductiva. Más de 40.000 mujeres afectadas por conflictos recibieron apoyo de parteras en todo el norte de Etiopía, y se distribuyeron miles de kit de higiene femenina a mujeres y niñas vulnerables.
El UNFPA también está ampliando su apoyo a centros de ventanilla única, que ofrecen un espacio en el que las sobrevivientes de violencia sexual y de género pueden solicitar atención clínica y asesoramiento psicosocial. Dado que las limitaciones de acceso y la violencia desenfrenada en Tigray dejan a un sinnúmero de mujeres y niñas vulnerables a daños físicos y psicológicos que ponen en peligro la vida, estos servicios son cruciales no sólo para proporcionar ayuda inmediata, sino también para la recuperación a más largo plazo del trauma que se les ha infligido.
A pesar de estas terribles circunstancias, la Sra. Gedamu dijo: “Cada vez que salvamos una vida, como las de Selam y la de su hija, nos sentimos muy orgullosas y motivadas para seguir sirviendo a nuestro pueblo”.
Selam, mientras tanto, dijo al UNFPA: “si no hubieran estado aquí esa noche, no estaría hoy aquí. Le he dado a mi hija el nombre de Maedot en honor al hecho de que salvaran nuestras vidas”.