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“No se ven mujeres jóvenes en algunos campamentos”: Informes desgarradores de violencia sexual y ataques a los equipos de atención médica en el estado de AJ Jazirah en Sudán
- 19 Noviembre 2024
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AJ JAZIRAH, Sudán – “Algunos padres fueron asesinados mientras trataban de proteger a sus hijas de ser violadas”, contó Sara*, consejera en el estado de AJ Jazirah, en Sudán, y una de las muchas trabajadoras sanitarias que transmiten informes impactantes de violencia sexual en las últimas semanas.
Desde el 20 de octubre, la escalada del conflicto en Aj Jazirah ha provocado la muerte de más de 100 personas, incluidos trabajadores de la salud, y ha obligado a unas 340.000 a huir de sus hogares en busca de refugio. Al menos seis centros de salud han sido atacados, e incluso los servicios esenciales se han visto gravemente perturbados y los pacientes están siendo trasladados a centros de salud alternativos, aunque solo uno de cada cuatro está actualmente en funcionamiento en AJ Jazirah.
Los informes del Ministerio de Salud de Estado indican que durante los ataques se han cometido graves violaciones de los derechos humanos, en que mujeres y niñas de 6 a 60 años han sido víctimas de violaciones y agresiones sexuales.
“No se ven mujeres jóvenes en algunos campamentos”, explicó un trabajador de salud al UNFPA, la agencia de la @ONU_es para la salud sexual y reproductiva. “Algunas niñas que llegaron a Gedaref dijeron que sus amigas se quedaron atrás”.
Los consejeros apoyados por el UNFPA en el estado de Gedaref están cuidando en refugios a mujeres y niñas que recientemente huyeron de AJ Jazirah. Algunos informaron de haber visto a mujeres arrojarse al río para evitar ser maltratadas por hombres armados; en un campamento de desplazados en el estado de Kassala, otras compartieron dolorosas advertencias de sus familias antes de irse: “Si vemos combatientes armados que vienen a la aldea e intentan violarte, te mataremos para protegerte antes de que esto suceda”.
El estigma de la violencia sexual
Tal es el nivel de estigma impuesto a las sobrevivientes de violación (y a sus familiares) que muchos están recurriendo a medidas devastadoras para hacer frente al flagelo. “Las sobrevivientes de violencia sexual se están escondiendo porque sus familias han amenazado con acabar con sus vidas para eliminar el deshonor”, explicó un consejero en el estado de Gedaref, que no deseaba ser nombrado por razones de seguridad.
Varias niñas dijeron que sus hermanos, padres y tíos les habían proporcionado cuchillos y les habían instruido a “quitarse la vida si se les amenazaba con violación”.
“No podemos llegar a la mayoría [de las sobrevivientes] porque, en primer lugar, lo niegan o temen ser acusadas o atacadas”, continuó el consejero. “En segundo lugar, temen que si revelan sus experiencias, podrían perder la vida”.
Vidas desarraigadas, y trastocadas
El UNFPA también ha escuchado informes alarmantes de saqueos, amenazas y ataques generalizados contra hogares, que han provocado desplazamientos masivos y repentinos. La familia de Aliya* fue atacada en Aj Jazirah, obligándola a huir a pie. “Nos quitaron todo, nos fuimos sin nada. Nos golpearon como perros”.
Pero su viaje no fue menos arduo ni peligroso. “Caminamos durante siete días bajo el sol sin nada que comer. Algunas mujeres murieron en el camino, no teníamos agua para beber, murieron de sed”.
Como un sinnúmero de otras mujeres atrapadas en esta espiral de violencia, Aliya es ahora la única cuidadora y proveedora de su familia desarraigada. “Nuestros hombres fueron dejados atrás en el pueblo. No sé dónde está mi esposo… tal vez lo mataron. Lo juro, no sé qué le ha pasado”, dijo al UNFPA.
“Tengo seis hijos. Necesitamos ropa, zapatos, comida, jabón, no tenemos nada”.
Mariam*, escapó al estado de Kassala después de que su marido fuera asesinado. “Vinieron a nuestra casa, nos amenazaron, e intentaron llevarse a mis hijas. Les dije que mis hijas estaban casadas. Entonces exigieron oro y dinero, pero les dije que no tenía nada. Así que nos llevaron a mí y a mi hija mayor y nos golpearon.
“Una de mis hijas está inmunocomprometida, y temo que pueda morir de desnutrición”, continuó. “Uso mi propia ropa para cubrir a mi bebé recién nacido, que solo tiene cuatro meses de edad”.
Una respuesta flexible, pero con financiación insuficiente
Desde la escalada de la violencia en AJ Jazirah, el UNFPA ha proporcionado más de 1.200 consultas sobre salud sexual y reproductiva a través de cinco equipos móviles de salud desplegados en el estado de Gedaref, con financiación de los gobiernos de Canadá, Estados Unidos, la República de Corea, Suecia y el Reino Unido.
Está previsto enviar a Al Butana otro equipo de salud, así como una unidad móvil de apoyo sanitario y psicosocial al Hospital de Elfao, que el UNFPA ha equipado con suministros clínicos de ayuda posterior a la violación. Los hospitales New Halfa y Khashm El Girba, en Kassala, también recibieron estos kits esenciales.
El UNFPA está apoyando actualmente a 49 espacios seguros para mujeres y niñas en todo Sudán, proporcionando servicios esenciales de prevención y respuesta a la violencia de género. Sin embargo, con la escalada de la violencia y el aumento de la inseguridad, se necesita mucho más para garantizar que todas las mujeres y niñas que lo necesiten puedan seguir obteniendo acceso seguro y rápido a apoyo vital.
*Se han cambiado los nombres por motivos de privacidad y protección