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“La esperanza es lo último que perdemos”: La línea de ayuda del UNFPA empodera a las sobrevivientes de violencia de género en Azerbaiyán

 Una mujer en el teléfono mira la pantalla de una computadora
La línea telefónica de ayuda apoyada por el UNFPA para sobrevivientes de la violencia de género ha atendido hasta ahora más de 1.100 llamadas, la mayoría de las cuales procedían de mujeres y niñas, especialmente de comunidades marginadas. © UNFPA Azerbaiyán
  • 16 Julio 2024

BAKÚ, Azerbaiyán – Aynur* recordó el comienzo de su relación con Rauf* como “un momento de pura dicha”. La joven de 24 años había completado recientemente una maestría en Polonia, y había regresado a su hogar en Azerbaiyán para comenzar una carrera como profesora de inglés cuando conoció a su futuro novio.

En pocos meses se casaron y se mudaron juntos, pero su comportamiento rápidamente se volvió controlador y coercitivo.

“Me restringió el acceso al teléfono móvil, me prohibió ver televisión y salir sola, y me impidió comunicarme con mis familiares cuando él no estaba”, relató Aynur.

Con el paso del tiempo, comenzó a sospechar que su marido le era infiel, pero cuando trató de expresar sus preocupaciones, la encerró en una habitación durante días sin comida.

“El dicho "la esperanza es lo último que perdemos" fue mi principio rector”, confesó Aynur. Cuando quedó embarazada, esperaba que su marido se calmara. “A pesar de mi optimismo en cuanto que el nacimiento de nuestra hija traería cambios positivos, nada mejoró. De hecho, mis suegros pronto comenzaron a culparme por el comportamiento de mi esposo”.

Las investigaciones muestran que más de una tercera parte de las mujeres de Azerbaiyán han sido objeto de alguna forma de violencia por parte de su pareja, pero pocas se sienten capaces de irse, buscar ayuda o denunciar el delito a la policía.

Una llamada en busca de ayuda

Incapaz de soportar más, Aynur hizo varios intentos fallidos de irse. Por último, se encontró con una línea telefónica de tres dígitos (860) apoyada por el UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas que se encarga de las cuestiones de salud sexual y reproductiva, que ofrece apoyo psicológico confidencial en línea a las mujeres y niñas afectadas por la violencia de género.

Aynur temía perder la custodia de su criatura si pedía el divorcio, y admitió que dudaba de su capacidad de cuidarla por sí sola, pero cuando llamó a la línea de ayuda, encontró respuestas a sus interrogantes. Después de ocho sesiones de psicoterapia proporcionadas por el personal de la línea de ayuda, reunió confianza suficiente para irse. 

“A través de las sesiones, Aynur obtuvo la oportunidad de reflexionar sobre sí misma, recordar su vida profesional antes del matrimonio, aumentar su confianza en sí misma y eventualmente desarrollar sus propias capacidades”, dijo Aygul Abbasova, psicóloga que brinda servicios de consulta a través de la línea de ayuda.

La línea de ayuda es parte de un programa llamado Women at the Centre, financiado por Takeda Pharmaceuticals y dirigido por el Comité Estatal de Asuntos de la Familia, la Mujer y la Infancia de Azerbaiyán, que también proporciona remisiones para atención médica, refugio y asesoramiento legal. El equipo comenzó a funcionar en 2020 y actualmente está formado por cinco miembros: dos operadoras calificadas en psicología clínica, una coordinadora, una contadora y una abogada.

Desde su inicio, el equipo ha gestionado más de 1.100 llamadas, 44 de las cuales han llevado a consultas en persona. La mayoría de estas llamadas han venido de mujeres y niñas, especialmente de comunidades marginadas. “Las sobrevivientes de violencia a menudo dudan o simplemente no creen en sus propias habilidades y no logran ver más allá de sus circunstancias inmediatas”, explicó la Sra. Abbasova.

Mirar hacia el futuro

El personal de la línea de ayuda también apoyó a Aynur para que volviera a su trabajo como maestra, retomando de ese modo la ruta hacia la independencia financiera.

Más tarde, el esposo y los suegros de Aynur la visitaron a ella y a su hija en su ciudad natal, les ofrecieron regalos y un intento de reconciliación. “Incluso me dijo que estaba listo para perdonarme por salir de casa”.

Sin embargo, con su confianza recuperada y nuevas oportunidades, se negó a reconciliarse, reconociendo que el abuso le había impedido alcanzar todo su potencial.

“Aprende de ayer, vive para hoy, fija la esperanza en el mañana”, sentenció. “He aprendido tanto de mi pasado; ahora vivo para mi hija y para mí”.

*Se han cambiado los nombres por motivos de privacidad y protección

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