La salud menstrual no es solo un problema de salud, sino también de derechos humanos.
Toda persona tiene derecho a la autonomía corporal. La capacidad de cuidar del cuerpo mientras se menstrua es parte esencial de esta libertad fundamental. Sin embargo, se estima que 500 millones de personas carecen de acceso a productos menstruales y a instalaciones adecuadas para la salud menstrual.
La mala salud e higiene menstruales socava los derechos fundamentales, incluido el derecho a trabajar e ir a la escuela, de las mujeres, las niñas y las personas que menstrúan. Del mismo modo, agudiza las desigualdades sociales y económicas. Los recursos insuficientes para el manejo de la menstruación, así como los patrones de exclusión y vergüenza, socavan la dignidad humana. La desigualdad de género, la pobreza extrema, las crisis humanitarias y las tradiciones dañinas pueden amplificar la privación y el estigma.
Con eso en mente, el tema del Día de la Higiene Menstrual de este año es “Hacer de la menstruación un hecho normal de la vida para el año 2030”. La conmemoración tiene lugar el 28º día del quinto mes del año porque los ciclos menstruales tienen un promedio de 28 días de duración y las personas menstrúan un promedio de cinco días cada mes.
Hay un amplio acuerdo sobre lo que las personas necesitan para una buena salud menstrual. Los elementos esenciales: suministros seguros, aceptables y confiables para manejar la menstruación; privacidad para cambiar los materiales; instalaciones para lavar de forma segura y privada; e información para tomar decisiones informadas. Los enfoques integrales que combinan la educación con la infraestructura y con los productos y esfuerzos para combatir el estigma son los más exitosos para lograr una buena salud menstrual.
Las políticas mundiales y nacionales de salud y desarrollo deben dar prioridad a la salud menstrual, con inversiones que reflejen el importante papel que desempeña en los derechos humanos, la salud pública, la igualdad de género y el desarrollo sostenible. Las escuelas, los lugares de trabajo y las instituciones públicas deben garantizar que las personas puedan manejar la menstruación con comodidad y dignidad. Las políticas específicas deben tratar de eliminar la pobreza durante el período menstrual, en el que a las mujeres y niñas de bajos ingresos se les dificulta pagar los productos menstruales y tienen un acceso limitado a servicios de agua y saneamiento.
Entre las iniciativas para apoyar la salud y la higiene menstruales, el UNFPA llega a las personas que menstrúan a través de la educación, instalaciones de saneamiento seguras, incluso en campamentos de desplazados, y kits de higiene femenina que contienen elementos esenciales como jabón, suministros y ropa interior. Se puede obtener más información aquí.
[En la foto superior] Las adolescentes Salwa (izquierda) y Kholoud revisan el contenido de sus kits de higiene femenina en el campamento de AlSekka, en Idlib, Siria. © UNFPA/Karam Al-Masri