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Bombardean en Sudán el último hospital de la ciudad: «Necesitamos ayuda ya»

Un recién nacido envuelto en un pañuelo de colores en una cuna de hospital
Un recién nacido en el Hospital de Maternidad Al-Saudi después de que el fuego de artillería destruyera gran parte del hospital. © Hospital de Maternidad Al-Saudi
  • 28 Octubre 2024

EL FASHER, Sudán – Una sucesión de cinco proyectiles de artillería alcanzó el 13 de octubre el Hospital de Maternidad Al-Saudi, el último hospital que queda operativo en El Fasher. Las explosiones hirieron a 10 miembros del personal médico y destruyeron varias áreas, como la farmacia, el servicio de urgencias y la clínica de derivaciones. También resultaron dañados el quirófano, el área de salud mental y los sistemas de abastecimiento de agua y energía del hospital.

«Estaba realizando una operación en el hospital cuando se produjo un intenso bombardeo de artillería. Un mortero alcanzó el hospital. Estaba muy preocupada porque la mujer tenía aún las heridas abiertas y todo el mundo corría a mi alrededor», declaró la Dra. Suhiba, ginecóloga, al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva.

Asma, de 27 años, estaba en plena consulta prenatal cuando cayó un proyectil. «Estaba muy asustada. Los cristales de las ventanas se hicieron añicos y me hirieron. Pero tenía más miedo por mi bebé», afirmó. «El equipo médico nos atendió».

El personal médico, asediado

El Fasher, capital del estado de Darfur del Norte, lleva meses asediada como consecuencia del conflicto que estalló en abril de 2023.

En todo el país, la violencia ha desplazado a más de 10 millones de personas. El país enfrenta una de las crisis de nutrición más graves del mundo y los servicios de salud sexual y reproductiva se han visto gravemente interrumpidos; factores que, en conjunto, ponen en peligro a todas las mujeres embarazadas del país.

El Fasher se ha visto especialmente afectada. Anteriormente, la ciudad contaba con cuatro hospitales públicos, un hospital militar, un hospital policial y dos hospitales privados y seis de los ocho hospitales prestaban servicios de salud materna.

En la actualidad, el Hospital de Maternidad Al-Saudi es el último centro que queda en pie y sólo funciona parcialmente.

Un patio repleto de escombros de ladrillo y metal.
El 13 de octubre, cinco proyectiles de artillería consecutivos destruyeron gran parte del hospital de El Fasher. © Hospital de Maternidad Al-Saudi

Los constantes bombardeos en El Fasher han agotado los suministros médicos e, incluso antes del ataque del 13 de octubre, muchas de las instalaciones del hospital ya habían cerrado, por lo que tiene dificultades para atender a una población de unos 800.000 civiles.

«Cuatro miembros de mi equipo resultaron heridos en el último ataque con fuego de artillería», declaró Ahlam Ibrahim, jefa del área de salud mental del hospital. Dicha área ayuda a las supervivientes de violencia de género, cuyos índices se han disparado en medio del conflicto.

«Estamos aquí para prestar apoyo psicológico a la gente, pero estamos cansados», comentó la Dra. Ibrahim. «Sin embargo, no podemos parar. Somos los únicos que quedamos para apoyar a las mujeres y niñas de El Fasher. Necesitamos ayuda ya».

«Cada día pienso que será el último»

A pesar de su mal estado, el hospital es un salvavidas, especialmente para las mujeres y niñas que se enfrentan a complicaciones obstétricas potencialmente mortales.

 Una persona con camiseta amarilla carga un cubo rojo entre escombros y charcos. El edificio carece de techo
Muchas áreas del hospital están cerradas tras los bombardeos. © Hospital de Maternidad Al-Saudi

«Si no hubiera sido por el equipo médico del hospital habría muerto», declaró Makbola, de 23 años, al UNFPA. Sufrió complicaciones en el embarazo que requerían atención obstétrica. «Tardé dos días en llegar. Los combates no cesaron mientras avanzaba, lo que me obligó a refugiarme y continuar al día siguiente».

El UNFPA hace un llamado a todas las partes en conflicto para que respeten el derecho internacional humanitario y den prioridad a la protección de los civiles y de las infraestructuras de las que dependen. Con recursos del Fondo de Emergencia del UNFPA, el Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia de las Naciones Unidas y los gobiernos de Canadá y el Reino Unido, el UNFPA ha podido proporcionar al hospital combustible para tres meses, así como paneles solares. El UNFPA también ha rehabilitado la sala de consultas externas, que había quedado arrasada en un ataque anterior, y está ayudando a financiar al personal de la sala de maternidad, ayuda que continuará hasta finales de diciembre.

Sin embargo, las opciones para evitar una catástrofe aún mayor disminuyen rápidamente y las necesidades son mayores que nunca.

«La mayor parte del equipo médico sigue trabajando en el hospital a pesar de la situación y de los ataques», afirma la Dra. Salma, oficial médico. «La tasa de nacimientos en el hospital ha aumentado últimamente».

Wafa, de 30 años, pudo dar a luz a un niño sano por cesárea, pero señaló: «Muchas mujeres esperaban su turno».

«La situación es muy difícil. Sufrimos ataques con fuego de artillería todos los días», afirmó la Dra. Suhiba. «Cada día pienso que será el último. Pero, ¿qué puedo hacer? Tengo que quedarme y ayudar a mi gente».

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