En un mundo de olas de calor extremas, incendios incontrolados, inundaciones y sequías, las personas jóvenes son la clave de un futuro más respetuoso con el clima. Tienen una fuerte motivación: no solo sufrirán los efectos del cambio climático durante más tiempo que cualquier otro grupo, sino que su vida reproductiva está en peligro, ya que se prevé que el calentamiento del planeta empeore los resultados de salud materna y neonatal durante generaciones.
Por eso este año el lema del Día Internacional de la Juventud, que se celebra el 12 de agosto, es Competencias ecológicas: Hacia un mundo más sostenible. Las personas jóvenes innovadoras ya están definiendo un futuro verde, identificando las necesidades de las personas más vulnerables, incluidas las mujeres, las niñas y las comunidades marginadas.
El UNFPA defiende los derechos de las personas jóvenes y trabaja para que puedan desarrollar todo su potencial. Con motivo de este día internacional, presentamos a continuación a tres mujeres jóvenes que centran sus iniciativas en mejorar la vida de las mujeres de la región de Asia y el Pacífico, especialmente vulnerable a las crisis climáticas debido a diversas cuestiones geográficas y socioeconómicas, lo que hace que sus habitantes tengan seis veces más probabilidades de verse afectados por desastres que las personas que viven en otros lugares.
En la India, donde las mortales inundaciones monzónicas y los corrimientos de tierra han asolado ciudades, carreteras y puentes, Jekulin Lipi Saikia trabaja para empoderar a las mujeres y los niños y que así estén preparados para el siguiente desastre.
Dirige el grupo de niños y jóvenes de Asia-Pacífico para el Mecanismo de Participación de las Partes Interesadas, una iniciativa de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, que aboga por la igualdad de género y la equidad social y colabora con el gobierno en la preparación para las inundaciones.
«Los desastres amenazan a todas las personas, pero suelen tener efectos más graves para las mujeres, los niños y las personas jóvenes, que siguen siendo los grupos más marginados», afirma. «Mi trabajo se centra en la defensa, la capacitación, el conocimiento y la acción en favor de los niños, adolescentes y mujeres jóvenes. Un enfoque integrador de la reducción del riesgo de desastres proporciona a las mentes jóvenes los conocimientos necesarios para protegerse durante un desastre y les da voz en el desarrollo de estrategias de resiliencia».
Asegura que la India ha avanzado en la reducción inclusiva del riesgo de desastres, pero aún queda mucho camino por recorrer para garantizar una participación adecuada de las mujeres. «Las mujeres pueden participar en el proceso de toma de decisiones y trabajar activamente en la preparación, respuesta y recuperación, en lugar de ser únicamente consideradas como población vulnerable», sostiene. «Tenemos que hacer más porque las jóvenes y los niños no tienen información sobre los desastres ni sobre cómo protegerse».
Para ello, enseña a mujeres y niños habilidades como crear un kit de supervivencia, explorar los sistemas de alerta y cómo evacuar de la mejor manera posible. Para los niños utiliza una serie de cómics que ella ayudó a crear, para que el aprendizaje resulte más cercano.
Subraya la importancia de centrarse en las soluciones, no en los problemas, y de hacerlo con diplomacia. «Debemos seguir presionando a los responsables políticos y exigir que rindan cuentas», afirma. «Yo no hago enemigos, sino socios y amigos».
En Kiribati, las mujeres y las niñas con frecuencia enfrentan obstáculos para su salud y sus derechos sexuales y reproductivos, como brechas en el acceso a la planificación familiar. Las crisis climáticas, como la sequía prolongada, se suman al desafío, afirma Tematong Kamarie, voluntaria de Y-PEER, una red mundial de jóvenes educadores entre pares impulsada por el UNFPA. La Sra. Kamarie marca la diferencia porque trabaja con personas adolescentes.
Kiribati, un país insular que se extiende por decenas de atolones en el Océano Pacífico central, es uno de los países más vulnerables del mundo a fenómenos climáticos, como la subida del nivel del mar y las inundaciones y erosión costeras, así como las sequías extremas, que hacen que las familias tengan dificultades para conseguir agua potable y acceso a atención sanitaria y suministros.
Como responsable de un programa de prevención de embarazos no intencionales en la adolescencia, la Sra. Kamarie mantiene charlas individuales y confidenciales para ayudar a las niñas a hablar sobre salud y derechos reproductivos y a tener acceso a artículos esenciales como condones. Su apoyo y formación son fundamentales para ayudar a las jóvenes a labrarse un futuro. «Las jóvenes con embarazos en la adolescencia muchas veces no pueden mantener a sus hijos», afirma. «No han terminado la escuela o la abandonan».
En esta sociedad predominantemente patriarcal, donde no se suele hablar abiertamente de temas como la salud sexual y reproductiva, la Sra. Kamarie demuestra a las adolescentes que tienen voz. «Es muy difícil para las chicas compartir sus problemas, pero después de recibir información práctica, pueden abrirse conmigo», dice. «He visto lo que implica el embarazo en la adolescencia para las jóvenes: sé que es duro ser madre joven en Kiribati».
Es fundamental que las niñas formen parte de la nueva generación de líderes verdes, ya que se encuentran entre las más vulnerables a los efectos del cambio climático. Lamentablemente, cuando se trata de compromisos nacionales para aumentar las competencias ecológicas, los hombres y los niños suelen valorarse más como agentes del cambio que las mujeres y las niñas. Samantha Arapaasi trabaja para que esto cambie.
Colabora con el proyecto Girls Tekem Akson Lo Climate Change en las Islas Salomón, ayudando a las adolescentes a convertirse en defensoras de la acción climática, y de sí mismas.
Las Islas Salomón, que constan de seis islas principales y de más de 900 islas menores en el sudoeste del Océano Pacífico, son especialmente vulnerables a las crisis climáticas, como ciclones e inundaciones, así como a cambios climáticos más graduales, como el aumento del nivel del mar. Estos cambios, cuando se combinan con otros problemas, como la pobreza y la salud, aumentan la desigualdad y provocan desplazamientos.
La Sra. Arapaasi afirma que la violencia de género es un grave problema en Malaita, su isla natal, debido en parte a los mayores riesgos que corren las mujeres y las niñas a causa de los desastres climáticos, que dificultan el acceso a servicios y ayudas esenciales. Como parte de su trabajo, ayuda a las personas jóvenes a aprender habilidades para mantenerse a sí mismas y lograr la independencia con pequeños negocios, y también presiona para asegurar que aquellos que toman las decisiones escuchen a las líderes del clima tanto a nivel local como nacional.
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