El cambio climático tiene un impacto desproporcionado sobre las mujeres y las niñas, y la desigualdad de género está en el centro del asunto. Durante los fenómenos meteorológicos extremos, las mujeres enfrentan picos de violencia, muertes maternas, desplazamiento y pobreza, y a menudo son las últimas en obtener una alimentación adecuada. Sus necesidades humanitarias, incluidos el acceso a anticonceptivos y partos seguros, a menudo se pasan por alto en los planes de respuesta. Su vulnerabilidad a la violencia por razón de género aumenta.
Queda mucho por hacer. Por primera vez, el UNFPA, en colaboración con la Universidad Queen Mary de Londres, examinó los planes climáticos de 119 países para ver cuán bien integraban la salud sexual y reproductiva y los derechos de las mujeres y las niñas en sus objetivos de adaptación a los efectos del cambio climático, y descubrió que solo una tercera parte de los países incluían estos derechos en sus planes climáticos cruciales.
Esto plantea una cuestión muy seria:
En momentos en que tiene lugar la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, o COP28, este año, he aquí hay cinco cosas que las mujeres y las niñas exigen
Cuando las mujeres no tienen acceso a servicios de planificación familiar o a tomar decisiones informadas sobre sus cuerpos porque una crisis climática les ha impedido obtener atención médica, o las ha obligado a practicar sexo de supervivencia, trata u otras formas de abuso, son colocadas en los márgenes de la sociedad, y se las hace incapaces de tomar decisiones sobre sus comunidades, sus familias y sus vidas.
En efecto, la crisis climática está ampliando las disparidades de género, lo que hace que el objetivo de la igualdad de género, clave entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sea más difícil de alcanzar.
Debemos fortalecer los sistemas de salud para hacerlos resistentes al clima, y para garantizar que los servicios sean más móviles, que los suministros estén preposicionados y que haya personal adecuado para las mujeres y las niñas. Necesitamos recopilar más y mejores datos sobre el modo en que la emergencia climática está afectando a las mujeres y las niñas, para poder apoyar a las personas que más lo necesitan. Además, debemos asegurarnos de que las mujeres y las y los jóvenes participen en los procesos y ayuden a definir y ofrecer soluciones climáticas sostenibles que funcionen para ellos.
Después de todo, son quienes mejor conocen sus propias necesidades y cómo satisfacerlas. Como ejemplo, en Trinidad y Tobago, donde el cambio climático ha provocado un clima extremadamente seco, se ha reducido el suministro de agua, lo que ha perjudicado la salud reproductiva, afirma Akilah Jaramogi, líder del Proyecto de Reforestación Comunitaria Fondes Amandes. La crisis también ha obligado a las mujeres a dedicar más tiempo y energía a recolectar agua y, a veces, a luchar por su cuenta contra los incendios forestales para proteger a sus familias. Estas mujeres necesitan tiene que ser parte de los procesos de búsqueda de soluciones.
Los servicios de parto seguro para las embarazadas a menudo no están disponibles en medio de fenómenos climáticos extremos, sea porque los hospitales han sufrido daños o porque quedan demasiado lejos para las mujeres desplazadas.
Las crisis climáticas y humanitarias están haciendo aún más frágiles los sistemas de salud, lo cual es apenas uno de los muchos factores que detienen el progreso en la reducción de la mortalidad materna. El aumento de las temperaturas y el cambio climático están relacionados con un mayor riesgo de complicaciones del embarazo, como la muerte fetal, la diabetes gestacional, los trastornos hipertensivos, el parto prematuro y el bajo peso al nacer.
A medida que se intensifique la emergencia climática mundial, la situación tenderá a empeorar. Las comunidades, los sectores sociales, los actores del sector privado y los gobiernos deben unirse para proteger la salud materna, neonatal e infantil. Los países ricos deben proporcionar urgentemente más apoyo económico y técnico a los países vulnerables.
Si los planes climáticos ignoran las necesidades de las mujeres y las niñas, habrá más embarazos no planificados, más muertes maternas y más matrimonios infantiles. Las limitantes cada vez mayores impuestas a la salud y el potencial de las mujeres y las niñas harán que la igualdad entre los géneros y los objetivos de desarrollo sostenible estén cada vez más fuera de su alcance.
La salud sexual y reproductiva permite a las personas, las parejas y las comunidades hacer efectivos sus derechos humanos, tomar decisiones empoderadas que mejor se adapten a sus circunstancias personales, y protegerse a sí mismas y a sus comunidades del daño, lo que también las hace más adaptables y resilientes al cambio climático.
El UNFPA está dispuesto a apoyar a los países en la elaboración de planes climáticos que incorporen derechos y salud sexual y reproductiva.
Las sequías, las tormentas, las inundaciones, los incendios forestales y las temporadas de temperaturas extremas se están volviendo más prolongadas, más intensas y más frecuentes. Esto está causando desplazamientos masivos, destruyendo la vida y los medios de subsistencia de las personas y llevando al colapso de los sistemas de salud, educación, protección y agricultura. Las mujeres y las niñas están pagando un alto precio en todos los frentes, incluso en lo que respecta a sus derechos sexuales y reproductivos.
La más reciente investigación del UNFPA muestra que de los 14 países más vulnerables al cambio climático:
Las mujeres y las niñas de los países más pobres han contribuido menos a la crisis climática, pero son las más afectadas. Esto debe cambiar.
La financiación para el clima debe utilizarse para crear sistemas de salud y protección para que las mujeres y las niñas no se queden aún más rezagadas. ¿Es demasiado pedir que ayudemos a nuestras hermanas, madres e hijas en todo el mundo?
La Cumbre Mundial de Acción por el Clima COP28 incluye el primer Día de la Salud, el 3 de diciembre, que tiene como objetivo mostrar el modo en que se vinculan entre sí la salud de las personas y el planeta. Los líderes deben aprovechar ese día para comprometerse a priorizar las necesidades de las mujeres y las niñas, y a respaldar el compromiso con una financiación significativa. Las voces, las experiencias, los conocimientos y la experiencia de las mujeres y de las y los jóvenes son fundamentales para lograr el progreso.
“Debemos seguir presionando a quienes toman las decisiones y hacerlos responsables”, plantea Jekulin Lipi Saikia, una joven líder climática que trabaja con mujeres en la preparación para inundaciones en la India. Con ese fin, prosigue: “No hago enemigos, sino compañeros y amigos”. Eso es justicia climática.
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